El Último Encuentro
Sandor Marai
“El último encuentro es una novela consagrada
al destino: percibimos su fuerza en cada página, y su presencia hace que sea
tan rico, denso y compacto” La Repubblica.
Es la historia de 41 años de reflexiones que surgen en la espera para
conocer la verdad. La obra gira en torno a la preparación de la cita entre dos
amigos que compartieron todas las emociones de la infancia, adolescencia y
juventud, hasta que un acontecimiento insospechado los lleva a la separación y
es así como pasan cuarenta y un años sin verse, sin tener noticias el uno del
otro. A través de un diálogo silencioso, relectura de su propia historia, el
personaje principal “el General”, avanza con púdica melancolía marcada por la
vigencia de sus valores morales. Las páginas del libro atrapan al lector para llevarlo
a un viaje misterioso, como si fuera hacia el descubrimiento de un secreto que
pareciera ser la explicación del origen del mundo.
Ambientada en el estilo de vida que existió a los albores del siglo XIX en
Europa Oriental, la acción se sitúa en Hungría, al pie de los montes Cárpatos,
en un castillo de caza con salones decorados al estilo francés, que en su época
de gloria la vida estaba acompasada con música de Chopin.
Los Personajes:
Nini, la sirvienta que amamantó al General, sirve fielmente y
con discreta admiración a su patrón. Ella lo acompañó en todas las aventuras
ligadas a la doble cultura que le tocó vivir siendo hijo de padre Húngaro y madre
Francesa. A los 91 años, Nini sigue al lado de su “amo y señor”, con quien se
encuentran tan íntimamente ligados que en el ocaso de la vida, es sólo ella
quien parece digna de dirigir las delicadas operaciones para la celebración del
Encuentro. Nadie como ella podía vigilar
que el protocolo sea respetado según la tradición social y familiar que merecía
tal acontecimiento.
El General, un hombre de honor, de otra
época, es una persona capaz de sentimientos profundos, fiel a sus afectos y compromisos.
Es el eje de la obra que se construye en las reflexiones y pensamientos que
alimenta el General desde el día en que la amistad se rompió y comienza la
larga y penosa espera de su amigo. “…sin
embargo has vuelto, porque no has podido hacer otra cosa. Y yo te he estado
esperando, porque no he podido hacer otra cosa. Los dos sabíamos que nos
volveríamos a ver y que con ello se acabaría todo. Se acabaría nuestra
vida y todo lo que hasta ahora ha
llenado nuestra vida de contenido y de tensión...”
Konrád, el amigo entrañable,
depositario de todas las emociones posibles
en una relación de amistad entre dos
hombres. A pesar de la naturaleza de la amistad que lo unía al General, fue
capaz de traicionar a su benefactor, ejerciendo la libertad de enamorarse de la
esposa, intentar asesinarlo y finalmente huir para regresar cuarenta y un años
más tarde a enfrentar su destino. “…Hablas
de huida -dice Konrád-. Es una palabra dura. Al fin y al cabo, yo no debía nada
a nadie. Puse mi grado al servicio de mis superiores, como es debido. No dejé
detrás la menor deuda, ni había prometido a nadie nada que no hubiese cumplido... sin embargo, el temblor de su voz delata que
la emoción que le embarga y que le confiere un matiz de gravedad no es del todo
sincera…”
Kriztina, presente durante toda
la obra, a pesar de haber desaparecido. Genuina representante de las mujeres que
la suerte les permite acceder a una situación social y económica placentera, se enamoró del amigo, traicionó al esposo y
murió antes que ellos. “…ya sabes cuáles
eran sus orígenes, lo que significaba para ella todo lo que le había dado: mis apellidos,
esta casa, el palacete de Paris, la vida en sociedad…en fin, cosas que ella ni
siquiera se había atrevido a soñar en esta pequeña ciudad, en la casa humilde
donde vivía sola, con su padre, un anciano callado y enfermizo que ya solo
vivía de recuerdos …”
Al términar de leer esta magnífica novela, me quedé con una profunda
emoción. Aquí encontré un viaje a la humanidad del hombre. Los mejores sentimientos
posibles como el amor, la amistad, la
solidaridad, la fidelidad, la discreción, la nostalgia,
aqui se encuentran plasmados, los que se encuentran acompañados de otros menos presentables como la traición, el
rencor, el olvido.
El relato sacude nuestra propia nostalgia de un mundo más íntegro y cabal.
Aun sabiendo que la historia no se repite, y sin pretender ejemplarizar una
época, ni mucho menos una clase social como la burguesía, no puedo dejar de añorar aquellos tiempos en que el fondo y la forma eran coherentes, en
donde la vida de los grandes burgueses se desarrollaba en armonía con sus
propios valores culturales, aún cuando todos sabemos que la paz social había
sido impuesta a sangre y a fuego. En este libro se puede apreciar el encanto
discreto de la burguesía a la que el autor parece haber pertenecido.
Finalmente, la amistad, figura transversal de este relato me deja llena de
pensamientos. ¿Qué seríamos sin saber cultivar la amistad? ¿Qué significa
relacionarse con nuestros semejantes sin pensar en sentimientos como la fidelidad y la pasión? ¿Cómo aprender a valorar los verdaderos afectos que nos
permiten crecer emocionalmente?
"…He visto la paz y la guerra, he
visto la miseria y la grandeza, te he visto cobarde y me he visto a mi mismo
vanidoso, he visto la confrontación y el acuerdo. Pero en el fondo, quizás el
último significado de nuestra vida haya sido esto: el lazo que nos mantuvo
unidos a alguien, el lazo o la pasión, llámalo como quieras…"
María Teresa Aquevedo
Santiago, agosto 2012