miércoles, 8 de mayo de 2013

Efemérides


8 DE MAYO 

1945, Europa: Termina la Segunda Guerra Mundial con la rendición incondicional de Alemania.
1903, Tahití: Muere el pintor francés Paul Gauguin.
1794, Francia: Muere decapitado en París, Antoine Laurent Lavoisier, químico que identificó el oxígeno, el análisis y la síntesis del aire, del ácido carbónico, del agua y de las materias orgánicas. Explicó la combustión, la respiración y la fermentación. La base de su doctrina fue: "Nada se crea, nada se pierde, sólo se transforma”.
1790, Francia: Nace el Sistema Universal de Pesos y Medidas. Se determinó que la unidad de longitud se tomaría de las mismas dimensiones del planeta Tierra y que de ella se derivarían todas las demás. De este estudio se obtuvo el sistema decimal de pesos y medidas. 
1770, América latina: Carlos III, rey de España ordena “la extinción" de todas las lenguas autóctonas del continente e impone el castellano como lengua oficial de todos los países bajo dominación del imperio colonial.
1828, Suiza: Nace Jean:Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja, quien gana en 1901 el primer premio Nóbel de la Paz.

Manifiesto


Soy feminista Florence Thomas

Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie,
cambio la vida: soy feminista. No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta
el humor, la risa, pero sé  también compartir los duelos de las miles de
mujeres víctimas de violencia: soy feminista. Me gusta con locura la
libertad más no el libertinaje: soy feminista. No soy pro-abortista, soy
pro-opción porque conozco a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad:
soy feminista. No soy lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema?
Soy feminista. Sí, soy feminista porque no quiero morir indignada. Soy feminista
y defenderé hasta donde puedo hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida
libre de violencias.
Soy feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos
 humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto 
hecho de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo,
 de interpretarlo y de actuar sobre él. 
Soy feminista porque me gusta provocar debates desde donde puedo hacerlo. 
Soy feminista para mover ideas y poner a circular conceptos; para reconstruir
viejos discursos y narrativas, para desmontar mitos y estereotipos,
derrumbar roles prescritos e imaginarios prestados. 
Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su reconocimiento 
como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas, para ancianos y
ancianas, para niños y niñas, para indígenas y afrodescendientes y para
todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo más para la guerra.

Soy feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las
mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias.
Soy feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar
también en nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me
permite pensar en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en
todas las mujeres que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las
mujeres del mundo maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las
que han pagado con su vida esta peste mundial llamada misoginia.
Sí, soy feminista para que podamos oír otras voces, para aprender a escribir el
guión humano desde la complejidad, la diversidad y la pluralidad. Soy feminista
para mover la razón e impedir que se fosilice en un discurso estéril al amor.

Soy feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en
la construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano.
Soy feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las
ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha. Sé hoy que no existe verdad
única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades,
relatos y contingencias; existen, al lado de la historia oficial
tradicionalmente escrita por los hombres, historias no oficiales, historias
de las vidas privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra
cara del mundo, tal vez su cara más humana. En fin soy feminista tratando de
atravesar críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los
exilios, de las orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna
desde hace siglos. Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad
que cumple por fin sus promesas para todos y todas.
Como dice Gilles Deleuze “siempre se escribe para dar vida, para liberarla
cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de huida”. 
Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que pasen por la utopía.
Porque creo que un día existirá en el mundo entero un lugar para las mujeres, para sus
palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus desequilibrios, sus desórdenes,
sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes políticamente a los hombres 
y diferentes existencialmente. 
Un día, no muy lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron durante siglos
los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar alianzas entre
lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos aprendido a ser
mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas, ni vírgenes;
ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese concepto,
llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar novedosas prácticas
de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten más ni
amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar reconciliarse
con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y la
necesidad imperiosa del amor. Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy
es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse
en lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan
bellamente esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse
en lo ya pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista.
Y lo soy con el derecho también a equivocarme.

Florence Thomas
Cofundadora del grupo Mujer y Sociedad
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de Colombia
Marzo, 2008