El Tren pasa
primero
Elena
Poniatowska
“Tuve hambre y frio, sentí que ningún fuego, ningún abrazo me calentarían,
pero sé que si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena”
La acción se sitúa en la segunda mitad del siglo XX, aquí encontramos
retratado un aspecto significativo de la historia social Mexicana, ilustrado
por una gran huelga de ferrocarriles, la emergencia del sindicalismo moderno,
las contradicciones entre dirigentes sindicales y los partidos políticos, la
naturaleza de las alianzas que sustentan el poder, la grotesca represión que
ejercen los cuerpos carcelarios con los presos políticos, sobre todo contra los
insumisos. Quien haya conocido la vida sindical puede vibrar con el clima de tensión propio a las luchas sociales,
las presiones existentes durante las negociaciones colectivas. Quien haya conocido
los trenes, sabe que el ambiente del ferrocarril, con todo lo que ello
significa: la cultura del viajero, en su mayoría trabajadores, gente sencilla,
alegre, generosa, agregado a la relación del ferroviario con sus colegas y su
herramienta de trabajo, en particular las locomotoras, se encuentra claramente
reflejado en las páginas del libro.
El relato resulta ameno y bien
estructurado. Se aprecia un lenguaje sencillo y preciso, se percibe un gran
conocimiento de la sociedad mexicana, de los actores sociales de la época y se
intuye un compromiso de la autora con la clase trabajadora. Sin embargo, parece
curiosa la variedad de expresiones propias a la realidad local, lo que permite
pensar que esta opción pueda quitar universalidad a la obra.
En la primera
parte encontramos el auge y debilitamiento del poder sindical, fruto de las
contradicciones entre dirigentes y la influencia de los partidos políticos. Aquí
se descubre el temple de Trinidad, principal dirigente ferroviario, dispuesto a
dejar su vida por el gremio, además se percibe el oportunismo de quienes apoyan
al leader mientras le va bien, también se observa la naturaleza de las alianzas
políticas y sindicales. Es notable como se revela el rol dominador que ejerce
la economía norteamericana sobre el poder político y económico mexicano, y en
el destino de los trabajadores. Finalmente se aprecia el comportamiento de los
estudiantes en el marco del conflicto social, cómo solidarizan con las luchas
de los trabajadores, apoyan a los dirigentes reprimidos, encarcelados y construyen
alianzas con ellos.
En la segunda parte aparece el dolor, el abandono, el amor.
Dolor de Trinidad abandonado a su suerte en prisión, ignorado por sus
compañeros de lucha, por la madre de sus hijos, y por su sobrina Bárbara. El
dirigente logra sobrevivir a la traición, las separaciones, el duro tratamiento
que recibe en la cárcel, en particular durante una huelga de hambre, después de
once años de detención sale triunfal de la cárcel y con compañera nueva.
En la tercera parte
podemos acercarnos a los orígenes y condiciones de vida de donde provienen
Trinidad y Bárbara, además del surgimiento del gran amor, la pareja que hizo el
sindicalista con Sara. El relato permite comprender mejor las razones del comportamiento
y las actitudes del tío y la sobrina, además de descubrir la grandeza de
espíritu de Sara. Es interesante observar como los orígenes y la trayectoria
personal del dirigente forja su carácter y revela su potencial.
Personajes principales: Trinidad,
auténtico resiliente, con una curiosidad intelectual atípica para su entorno, es
un autodidacta que se formó intuitivamente y con mucha perseverancia. Aun
siendo un vulgar machista, es un hombre valiente, solidario, consecuente con
sus principios y combates. “… el tren lo llevó a todo: a lugares que nunca
imaginó, a incontables saberes, oficios, personas, posibilidades, y sobre todo
al instante en que habló a sus compañeros ferrocarrileros con tal ardor y
convicción que los convirtió en vanguardia de la lucha de los trabajadores. Y
pusieron de cabeza al país y al régimen”.
Bárbara, sobrina de Trinidad, todopoderosa brazo
derecho de su tío, reina en toda la primera parte. Al alero del dirigente se inicia
al sindicalismo y aprende los secretos del poder. Ella parece haber deseado ser
la mujer del tío y consigue un lugar preponderante a su lado, lo que se
interrumpe con el encarcelamiento de Trinidad. Cuando Rosa llega a la vida del dirigente,
la sobrina sale de la intimidad de éste y se manifiesta como una mujer celosa y
despechada. Odia a cualquiera mujer que esté con el tío, desde la esposa, pasando
por las amantes. Sin embargo, Bárbara cierra la obra con su tío.
Rosa, la amante que consuela a Trinidad
durante su período de prisionero político. Mucho más joven que él, siendo una verdadera “cándida” logra
sorprender, conmover y enternecer al terco
y machista dirigente. A su lado, la mujer despierta a la realidad que la rodea,
encuentra un sentido para su existencia, en particular apoyando a su hombre en
las tareas que él le asigna, además de servirlo en todo lo que se refiere a la
vida doméstica, sin descuidar los deberes conyugales. Sara, es la pareja más
importante de Trinidad, comenzó siendo su maestra de escuela y se convirtió en
su esposa. Lo acompañó lealmente en
todos los aprendizajes que Trinidad pudo realizar: a nivel escolar, político,
sindical, lo motivó y apoyó a impulsar diversos proyectos, ligados a la
educación, la salud, la justicia, etc. Esta mujer lo amó sin condiciones, le dio siete
hijos que ella tuvo que asumir plenamente, además de sufrir los tratamientos
violentos que él le impuso. El amor se apagó en ella y el largo cautiverio de
Trinidad le dio la oportunidad de volver al hogar materno y rehacer su vida.
Las mujeres que descubrimos en este relato son abnegadas y valientes en sus
roles de esposas, amantes y hermanas, aparecen discretamente en la primera
parte y se manifiestan al final de la obra. Se destacan la sobrina, las
hermanas, la esposa y la amante. En general se percibe en ellas la fidelidad,
la perseverancia, la solidaridad, y en aquellas que viven alejadas de las
grandes urbes, se adivina la alegría y la sensualidad a flor de piel.
María Teresa
Aquevedo
Santiago, Diciembre 2011.
Acerca de la autora. Elena Poniatowska es la primera escritora mexicana que recibe el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2013, considerado el Nobel de las letras hispanas. La narradora, nacida en Paris-1932, pero que vive en México desde los diez años de edad, es la cuarta mujer que gana el Cervantes en los 38 años que tiene de historia. Antes lo han recibido las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), y la cubana Dulce María Loynaz (1992).